El vicepresidente del Tribunal Constitucional, doctor Ernesto Álvarez Miranda planteó la necesidad de eliminar todos los beneficios penitenciarios de libertad, porque son sólo beneficios y no derechos. Además consideró que se debe promover programas de trabajo remunerado donde el interno participe voluntariamente, porque el trabajo no es parte del castigo sino de la rehabilitación.
El magistrado explicó que los beneficios penitenciarios se siguen otorgando en una forma absolutamente desorganizada e incoherente, siete por uno, cuatro por uno o tres por uno a delitos graves y les niegan a delitos leves.
“Tenemos que hacer una estrategia integral en el cual para acceder a beneficios de libertad, e incluso para acceder a una pequeña remuneración que le permita al delincuente participar en el sostén de su familia que también es necesario garantizar, se pueda hacer que participe voluntariamente en programas de trabajo de diversa índole, cosa que no se pierda el nexo entre familia y delincuente, de tal manera que nos pueda servir a todos para que este delincuente tenga la tentación de ser un hombre de bien para no volverse a separar de su familia”, indicó.
Álvarez Miranda dijo que lamentablemente todo el sistema penitenciario en su conjunto con todo el sistema de prevención de seguridad ciudadana está fracasando y lo que tratan de implementar son instrumentos parches para paliar el problema, de allí que surgen iniciativas aisladas y tremendistas que no forman parte de la estrategia conjunta liderada por instituciones y líderes del Estado y tampoco necesariamente guardan coherencia con la legislación internacional y las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
“Lo que sí existe y persiste lamentablemente es una actitud y pensamiento de mazmorra medieval, pues siguen hablando de encerrar al delincuente en un pabellón hacinado con mil presos, en condiciones inhumanas que no sólo perjudica su dignidad como ser humano, sino a todos nosotros, porque ese delincuente va a salir a actuar con mayor ferocidad cuando cumpla su pena”, puntualizó.
En ese sentido, manifestó que el trabajo es la única forma de redimir a la persona y por ello debe ser el mecanismo central para el delincuente. Aclaró que el trabajo no puede hacerse sin su consentimiento porque sería forzado. Añadió que es importante incorporarlos a programas de trabajo no sólo en infraestructura, sino también en cultivo agrario, cultivo ganadero, en programas en ceja de selva y la selva, dependiendo de la peligrosidad y dependiendo del costo que involucre para el Estado.
Dijo que en la actualidad en promedio el 2% de internos de los penales trabaja y el resto participa en mafias organizadas pagando semanal o mensualmente para inscribirse en el libro de trabajo o de educación. En este caso sugirió que los envíen a la selva en colonias penales para acercarlos a los trabajos del campo para que pueda reencontrarse con su dignidad humana. Precisó que en estas colonias el acceso y la fuga son bastante arriesgados, ni siquiera pueden aterrizar helicópteros, porque no hay helipuertos.
El magistrado explicó que en criminología se tiene que el trabajo efectivo en el campo con las manos es el mejor mecanismo para que las personas encuentren su equilibrio y encuentren su propia dignidad, además de poder pasar, coherente con el valor que produzca, un estipendio a su familia para poder sostener que es otro drama del internamiento de delincuentes.
Lima, 19 de setiembre de 2011